Si a inicios de 2020, o para ser más concretos, en el preciso momento de brindar por la llegada del nuevo año, alguien me hubiese anticipado los desafíos que venían por delante, me habría resultado algo difícil de creer. Y no me refiero únicamente a la situación sanitaria mundial, la pandemia de COVID-19, sino a los desafíos macroeconómicos locales, a los de la logística internacional y también a aquellos que debimos afrontar a nivel organizacional.

Cierto día de marzo de 2020, al concluir la jornada, nos despedimos con un “nos vemos mañana”. Pero eso no sucedió: desde ese momento y hasta diciembre de ese mismo año, las más de 70 personas que conformamos SouthCross en cada uno de los 6 países donde tenemos oficinas propias trabajamos de manera remota, virtual, cumpliendo los protocolos de distanciamiento social. Sin mucha experiencia previa, pero adaptándonos tan rápido como fuera posible. Una vez más.

Durante ese tiempo debimos aprender a reorganizar tareas que hasta entonces eran necesariamente presenciales y, con ello, enfrentar el desafío de liderar equipos de trabajo sin perder de vista lo más importante: las personas. Aprender a acompañar a cada persona, cada historia, en medio de una nueva dinámica de trabajo que demandó gran parte de nuestros esfuerzos y recursos. Iniciamos cada día con mente de principiantes. Unidos, Directores y Recursos Humanos fuimos aprendiendo cómo gestionar cada nueva situación mientras el futuro se desplegaba ante nosotros. Actuando en un instante, como hace referencia la Teoría U (de Liderazgo del MIT).

Trabajamos a diario sin expectativas, haciendo simplemente lo que era necesario hacer. Y sin preverlo, terminamos potenciando nuestra comunicación interna y consolidando los equipos en cada país y, con ellos, a todo SouthCross a nivel regional.

A medida que transcurrían los meses íbamos planeando el regreso y, antes del final del aislamiento, decidimos atravesar otro desafío: mudarnos a una nueva oficina más luminosa, más amplia y sobre todo más segura para la vuelta al trabajo presencial. Y mientras todo esto sucedía, comenzamos la renovación de la marca SouthCross: no solo un rebranding estético, sino la completa reformulación de nuestra Misión, Visión y Valores. Nos sentamos a pensar cómo nos veíamos en este nuevo e incierto mundo, y qué queríamos aportarle como organización.

Seguimos, y antes de finalizar el año, decidimos expandir el negocio: brindar el servicio de courier internacional con CrossCourier, que hoy ya se encuentra rodando. Sí, un desafío más en medio de un escenario sin precedentes.

Desarrollamos un Programa de Mentoring interno que potenció a nuestros equipos mediante capacitaciones en Comunicación, Diversidad y Liderazgo. Además, iniciamos el proceso de certificación de ISO:9001 2015. ¿Era imprescindible? Claro que no, pero estamos decididos a continuar apostando por una empresa y un equipo que significan todo para nosotros.

Finalmente, consolidamos nuestras iniciativas de SouthCross Solidario. Porque apuntamos a construir un mundo mejor para las comunidades de las que formamos parte. Hoy, nuestro rol social nos define.

¿Qué aprendimos de todo esto?

Durante los tiempos de aislamiento físico, mal llamado “social”, y a través de tantos desafíos, sumamos incontables experiencias. Quisiera destacar algunos de nuestros mayores aprendizajes:

  • Nadie logra nada bueno solo. De no haber contado con el aporte de cada uno, en cada proyecto y en cada momento de la pandemia, nada habríamos logrado. Una vez más quedó en evidencia el poder del trabajo en equipo.
  • En este tiempo fue necesario aprender (lo seguimos haciendo), porque no contábamos con la experiencia ni el conocimiento específico para una situación tan imprevisible como la que nos tocó atravesar. Hoy valoramos las herramientas que adquirimos, pero decidimos seguir iniciando cada jornada de trabajo con mente de principiantes, abiertos a las oportunidades que puedan aparecer en el camino. Siempre enfocados en brindar lo mejor para nuestro equipo y nuestros clientes.
  • Queremos seguir creciendo y ser mejores. Para alcanzar y superar nuestros objetivos, pero por sobre todo, para colaborar en la construcción de un mundo mejor.

Gracias a cada una de las personas que hacen SouthCross, y a todos los clientes que siguen confiando en nosotros. De esto estamos hechos.

Enrique Rosa.
Managing Director